Humor
Furia, como un ciclón salido de la nada que se levanta
como para dejar los ojos asombrados,
y en medio del gentío anunciar no solo su llegada
sino la supremacía, el poder absoluto de hacer lo que quiere
con casas y árboles,
tener todo a su voluntad, subirse y dejarse caer,
a gusto observar sin prestar atención a la gente despavorida.
Como una maldición en la sangre hecha al azar,
sin ninguna base objetiva,
sólo el escarnio acomodado en las células y el salir a lucirlo,
a despeñarlo entre las distintas situaciones del día;
y que el mismo sol tenga, sienta, la necesidad de arrodillarse,
de postrarse en su presencia: ahí voy,
saldrá, debajo de la máscara, alguna sonrisa hartera,
me aseguraré de complacer a varios de untar su mantequilla.
Recibiré el asombro, volátiles conmiseraciones, utilidades
para que esta sangre recuerde su estirpe, su camiseta L,
y vuelva sobre los pasos a la casa.
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