Sueño




El de anoche me recuerda a otros tantos, fue distinto.

No he amanecido antes con el arrobo de hoy,

queriendo atraparlo no en su historia, sino en la emoción.

Mi intento por revivirla, hacerla más extensa, regodearme en ella

es lo que hace de este sueño algo diferente,

y por eso tengo el estómago contraído, la salivación a punto,

y tras un fragmento de recuerdo

un vahído, por segundos, lo impregna todo.

El morbo sabe que allá era perfecto.

Y ahora despierto, aquel cenit entusiasma de tal modo

que me nubla la capacidad de enfrentar mi realidad chata y desigual.

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