Lo incómodo

Lo incómodo es lo agudo con que se apoya, 
su rara fortaleza que luce frágil una vez que se acomoda, 
el peso de su mole consistentemente dispuesta a aplastar.
No me resisto a su kilométrica presencia. 
Se apoya y anestesio mi porción con que la recibo. 
Un escozor de rebeldía se me antoja y queda durmiendo su desazón 
sin importarle otra cosa que despertar. 
No hay sospecha ni molestia en lo desierto de los labios 
que se retuercen creyendo extraer un fluido extra, 
una provisión de lo inesperado del gesto mismo.
Lo inaudito son las manos trenzadas en un ruego, 
pendientes de los ojos que se fugan al mismo tiempo 
al sitio de donde parecen venir las respuestas.
La esperanza de que una mano retorciéndose sobre la otra 
hará más limpia la mirada, más claro el mensaje
es siempre el paso de más, el segundo de más, o la pregunta.

Comentarios

Entradas populares