Desazón
Siempre que hay desazón y poco gusto al mundo, me inunda una necedad íntima.
No es la tristeza
la que gesta ese sentimiento de anticipación favorable a mí mismo (cuando se dice
que algo te dice algo, habré pensado en algo?).
El desasosiego se hace vivo, para que se viva,
y la repugnancia a la vida viene a ser el sitio donde - sólo ahí- me permito un cambio.
Contentándose uno de recoger la esencia del cambio, que perdura y cala,
dejándome amorfo y entreverado.
Cómo es que se ha inventado que la vida se escapa lentamente,
que se asista a buches a las distintas muertes, día tras día,
si el final de todas formas es abrupto?
Comentarios
Publicar un comentario