Los versos
Los versos que escribo me parecen adocenados, impersonales,
poco naturales.
Si no escribo para ser genuino,
si no atravieso mi mente con el cuestionamiento desfondado
y no paro el adorno inútil de las palabras que dan vueltas agarradas de la mano
cantando mientras danzan elevando las rodillas,
no puedo ser capaz de reflejar a nadie en sus aguas,
movidas por ondas, mareas y quietudes
que acaparan para sí las mismas leyes.
En lo sensible que me expongo,
a los acontecimientos que me rodean,
qué me hago y cómo interpreto,
forja sus apuestas la exageración de la letra.
Lo de siempre: pensamientos dentro mío no aguantan
la escala de valores (aquellos alguna vez van a verter sobre ellos).
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