Sustancias









Llena está la cabeza de un catarro viejo y amoroso, renuente,

paseándose por mis senos y sacando entre las sienes la lengua.

Sus múltiples tentáculos oprimen la masa gris, y la blanca,

casi celosa,

brinca y se abstiene de hacer algo notable.

La gris, que presume de importante,

grita que nada es primordial,

que mejor es ocuparse de las pequeñas imágenes iridiscentes

que saltan de los cuadrados que yo invento

(que inventa la blanca para lucir amiga). 

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