Personajes secundarios
















Es azul, siempre, esa pátina que como un mantra 

se extiende desde los labios

hasta la inmensidad del cielo. Protagónico,

el brillo cae reflejado, y si hubiera en su interior un cristal preñado,

no sería tan intocable en este mundo

el sumergirnos en la falsa tibieza.

Desembocamos siempre en el azul.

La posibilidad de ser atrapados en éste trance son orificios secundarios

y en sus bordes sombrea el lustre fétido de las consecuencias.

Orificios caudillos sostienen la misma lámina donde mira el que busca.

Los accesorios tienen las líneas con el paralelismo truncado,

esa ancha banda que quiere mover a ambos lados la rigidez estricta.

El fuego extinguiría todo: la intención de sobornar el chance,

el otear entre las luces quién viene, 

lo que es primero,

o los orificios que se derriten en la solución posible.

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