Mirada de ateneo
Que descansen las flores.
Enhiestas en su festín nos alargan el día, nos lo dan mixto.
El líquido que les recorre viene de la misma cuenca que nos mantiene respirando.
La forma de su gracia, la lanza de sus pétalos acariciando al mundo
nadie sabe qué reciprocidad esperan.
Yo les veo el intento púdico de separarse del tallo,
ennegrecer sus pupilas cuando alzando los pies tan poquito, reciben al viento.
Jugosas experimentando la caricia, les veo su vida con sentido,
existiendo como la única opción elegida.
Que mueran, que descompongan sus ojos en la tierra fértil.
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