Seguro
ADN expuestos, no tengo dudas que me darán la corona de los que me antecedieron,
sus cenizas, todos aquellos otros que no se escondieron de sí mismos.
Pero no me preocupa cuánto le debo a los de Liechtenstein, de Namibia,
de Mónaco o Tuvalu.
Aquí voy con todos ellos, y me alegra que he podido esparcirlos entre los míos,
que les he dado narices para olfatear en el arroyo por dónde la presa y el tendón excusan la espina.
Todo me entró mezclado con un entusiasmo y una visibilidad que me hizo parir.
Todo me entró mezclado con un entusiasmo y una visibilidad que me hizo parir.
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